¿Cómo y por qué ser anarcocapitalista? Breve introducción a la falsa utopía
Sí, vivir sin Estado no solamente es posible, sino que, además, sería lo óptimo. En la anarquía y bajo los principios de no agresión, propiedad privada y libertad, surgiría una economía más próspera, basada en el intercambio voluntario y la acumulación de riquezas. De eso se trata el anarcocapitalismo. Acá hay una resumida y simple introducción a la ideología de Rothbard, Block, Huerta de Soto, Stephan Kinsela, David Friedman, y el profesor Bastos. Por cierto, ¿sabía usted que ya vivimos en anarquía?
¿En qué consiste el anarcocapitalismo?
El anarcocapitalismo (también llamado anarquismo de libre mercado, anarquismo libertario, libertarismo, anarquismo de propiedad privada, post libertarismo), como su nombre lo dice, se compone de dos ideas fundamentales que usted probablemente ha escuchado por ahí: (i) el anarquismo, que es una filosofía política y (ii) el capitalismo, que es un sistema económico.
Estos dos conceptos son amplios y han sido bastante tergiversados. Así que desde el anarcocapitalismo ¿cómo se entienden esos términos?
(i) Anarquismo
- ¿Qué es?: Es la idea o filosofía que rechaza la existencia de la autoridad pública, es decir, que no debería de existir un poder o gobierno político estatal.
- ¿Por qué? Hay varias razones, pero en general porque (1) es inmoral al ser una autoridad fundamentada en la violencia (2) no es necesario, o (3) porque es contraproducente.
- ¿Qué NO es? No significa la ausencia o rechazo a jerarquías, la idea de que habrá o debe haber caos o desorden, o que no debería ni puede haber relaciones de poder entre personas.
(ii) Capitalismo
- ¿Qué es?: Es un sistema económico que se basa en la propiedad privada (individual o colectiva), el intercambio voluntario (libre mercado) y la acumulación de capital con el propósito de obtener ganancias o lucro en general. Esto incluye un sistema económico con precios libres, mercados en competencia (aunque haya monopolios, sí) y sin intervención del Estado.
- ¿Por qué? En general, porque (1) el valor de los bienes es subjetivo y por ello no puede ser determinado por el Estado y (2) porque la intervención estatal en la economía es contraproducente.
- ¿Qué NO es? Cualquier otro tipo de capitalismo en el que el Estado intervenga en cualquier medida, ya sea para su beneficio directo (capitalismo de estado) o de empresas específicas (capitalismo clientelista).
¿En cuáles principios se basa el anarcocapitalismo?
Todo lo anterior está basado en tres principios fundamentales:
1. Principio de no agresión: Consiste en no iniciar, o amenazar con, el uso de violencia (fuerza física) contra otras personas o su propiedad, así como tampoco cometer fraude contra ellas. Es decir, las personas son libres de actuar según su voluntad siempre y cuando no implique la violencia o fraude. Sin embargo, contrario al pacifismo, el principio de no agresión sí justifica el uso de la violencia en defensa propia.
Es por este principio que los anarcocapitalistas son precisamente anarquistas, pues el Estado se origina y se basa en la violencia (coacción estatal) o en su amenaza (coerción estatal). La constitución, las leyes y demás normas estatales no son en general consentidas por las personas, sino que son impuestas por un grupo político, y quien no las obedezca será sancionado mediante la violencia, ya sea de forma económica (multas o apropiación/destrucción de propiedad) o física (cárcel o trabajos forzosos).
2. Propiedad privada: Es el concepto de que las personas son dueñas de su cuerpo y por lo tanto del trabajo que desarrollen con sus capacidades físicas o intelectuales. Así que únicamente ellas son quienes pueden disponer de su trabajo y el producto de este (bienes o servicios producidos, dinero ganado, recursos naturales obtenidos, etc.).
Esto implica un rechazo de la propiedad “pública” o que cualquier otra persona o grupo de personas tengan algún “derecho” o potestad sobre el producto del trabajo de otra persona sin el consentimiento de esta.
3. Libertad: Según todo lo anterior, el concepto de libertad para el anarcocapitalismo es el que algunos conocen como “libertad negativa”, es decir, que no debe existir coacción externa hacia una persona para que así esta pueda actuar libremente según su voluntad y sus capacidades. Igualmente, se entiende que la libertad tiene siempre una base material (medios para ejercerse), por lo que la propiedad privada junto al principio de no agresión son fundamentales para que los individuos vivan en libertad.
¿Por qué ser AnCap?
En conclusión, principalmente por razones (i) morales y/o (ii) utilitaristas:
(i) Morales: Desde el punto de vista moral se considera que el Estado o cualquier autoridad pública son inmorales porque no respetan el principio de no agresión al utilizar la violencia. Por lo tanto, es reprochable la existencia de cualquier sistema económico o de gobierno que mediante la violencia o su amenaza obligue a las personas a pagar impuestos, otorgar toda o parte de su propiedad o que prohíba comprar o vender ciertas cosas.
(ii) Utilitaristas: Desde el utilitarismo, independientemente de la violencia, se considera que los resultados de la intervención estatal son menos favorables en términos de prosperidad en comparación con su inexistencia. Es decir, se tendría una vida mejor y más próspera sin Estado que con él.
La terrible tentación del Estado Mínimo
Habrá quienes al leer lo anterior caerán en (o bien brincarán a ella) la tentación del estado mínimo por ser “un mal necesario”. Tal aseveración es precisamente la piedra angular del porqué el estado mínimo es imposible, pues todo estado tiende a seguir creciendo.
(i) Falacia de la división de poderes: Uno de los pilares de los pilares de las democracias liberales es la división de poderes, para con ello controlar por medio de un sistema de “pesos y contrapesos” (sic) el funcionamiento de unos y otros poderes. Generalmente son tres los poderes y mediante normas positivizadas en la constitución controlarán el actuar entre ellos. La realidad latente en las democracias liberales más antiguas del planeta (EEUU, Francia, e incluso Costa Rica) es que el poder NO se puede dividir en sí mismo.
El estado es uno solo y sus poderes actúan al final de forma conjunta donde uno de los tres se sobrepone sobre los demás como un “hegemón” (hēgemṓn). Algunos ejemplos:
● En Estados Unidos el hegemón es su Presidente, pues por ejemplo, durante la Guerra Civil, Abraham Lincoln suspendió el “derecho” de Habeas Corpus y, 140 años más tarde, el Presidente Bush inició una guerra sin aprobación del Senado. Ambos sucesos contrarios a la constitución.
De forma similar, el hegemón del estado estadounidense incluso ha cambiado el número de jueces que ha conformado la Corte Suprema: Roosevel nombró 8 en sus mandatos, Lincoln lo aumentó a 10 y Adams presidiendo el Senado redujo el número para perjudicar a Jefferson.
● En Costa Rica el hegemón durante los últimos 20 años ha sido la Sala Constitucional, la cual ha amenazado con declarar inconstitucionales proyectos que delimitan su presupuesto cómo también han declarado inconstitucionales proyectos o leyes que no son de su bien. Recientemente han interpretado la norma de su composición y nombramiento de jueces a su manera para mantener su composición en status quo.
(ii) Problemas de la democracia: Los estados liberales duermen sobre la confianza de que el elector será fiel a los principios liberales y no sucumbirán al canto populista o bien, lo más importante, que no se pondrán nunca de acuerdo para legitimar que el estado viole el principio de no agresión. La realidad es que esa idea es utópica.
La democracia (Demos– pueblo , y Cratos– PODER) depende siempre de alguna forma de coerción para hacer valer su poder. En algún momento el elector puede decidir ampliar aquel estado mínimo y bastará con una minoría muy bien organizada para ampliar el margen de acción del estado. Pueden incluso, como ya ha ocurrido, ponerse de acuerdo para coartar derechos, con la excusa que mejor convenga en ese momento.
Además, la democracia representativa es en realidad muy poco o nada representativa, pues los políticos electos en cargos de elección pública tomarán cientos o miles de decisiones basados en sus creencias e intereses, y resulta imposible que representen adecuadamente a todos y cada uno de los electores que votaron por ellos.
Para seguir leyendo sobre anarcocapitalismo:
● Anatomía del Estado de Murray Rothbard. (Básico)
● Liberalismo versus Anarcocapitalismo de Jesús Huerta de Soto. (Básico)
● Contra la Propiedad Intelectual de Stephan Kinsella. (Básico)
● El Hombre, la Economía y el Estado de Rothbard. (Avanzado)
Entonces, ¿es utópico el anarcocapitalismo? Claro que no, el anarcocapitalismo no es utópico, empezando por el hecho de que ya vivimos en anarquía, pues a nivel internacional no existe un “Estado mundial” que gobierne a todos los Estados y, en consecuencia, las relaciones entre ellos son totalmente anárquicas. Es más utópico vivir en un “Estado mínimo” que no tienda a seguir creciendo.
Por Andres Alvarez y Rodolfo Molina para el Instituto Elías Jiménez Rojas.